Mensaje de Semana Santa

Acción Católica de Venezuela

Consejo Central

Departamento de Espiritualidad.

¿Dónde está Dios? ¿Por qué cargar una cruz tan pesada?

Hemos llegado al corazón del año litúrgico, celebrar con devoción los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

En tal sentido, la Semana Santa es el momento litúrgico de todo el año. Sin embargo, para muchos católicos se ha convertido sólo en una ocasión de descanso y diversión. Se olvidan de lo esencial: esta semana la debemos dedicar a la oración y reflexión en los misterios que ella encierra para aprovechar las gracias que esto nos trae.


Vivir estos próximos días es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y arrepentimiento de nuestros pecados, acudir al Sacramento de la Reconciliación en estos días para morir al pecado y resucitar con Cristo el día de Pascua. Lo importante no es recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Por ello, su resurrección nos recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a Dios.

Por otra parte, el evangelio del domingo de Ramos donde escucharemos la Pasión del Señor, debemos detenernos y preguntarnos cada uno si lo oímos mecánicamente o escuchamos con el corazón porque en eso dos términos hay una diferencia.

¨ Estarán presentes muchos nombres, tantos nombres. El grupo de dirigentes religiosos, algunos sacerdotes, algunos fariseos, algunos maestros de la ley, que habían decidido matarlo. Estaban esperando la oportunidad de apresarlo. ¿Soy yo como uno de ellos?

También hemos oído otro nombre: Judas. Treinta monedas. ¿Yo soy como Judas? Hemos escuchado otros nombres: los discípulos que no entendían nada, que se durmieron mientras el Señor sufría. Mi vida, ¿Está adormecida? ¿O soy como los discípulos, que no entendían lo que significaba traicionar a Jesús? ¿O como aquel otro discípulo que quería resolverlo todo con la espada? ¿Soy yo como ellos? ¿Soy yo como Judas, que finge amar y besa al Maestro para entregarlo, para traicionarlo? ¿Soy yo, un traidor? ¿Soy como aquellos dirigentes que organizan a toda prisa un tribunal y buscan falsos testigos? ¿Soy como ellos? Y cuando hago esto, si lo hago, ¿Creo que de este modo salvo al pueblo?

¿Soy yo como Pilato? Cuando veo que la situación se pone difícil, ¿Me lavo las manos y no sé asumir mi responsabilidad, dejando que condenen - o condenando yo mismo - a las personas? ¿Soy yo como aquel gentío que no sabía bien si se trataba de una reunión religiosa, de un juicio o de un circo, y que elige a Barrabás? Para ellos da igual: era más divertido, para humillar a Jesús. ¿Soy como el Cireneo, que volvía del trabajo, cansado, pero que tuvo la buena voluntad de ayudar al Señor a llevar la cruz? ¿Soy yo como aquellas mujeres valientes, y como la Madre de Jesús, que estaban allí y sufrían en silencio? ¿Soy como José, el discípulo escondido, que lleva el cuerpo de Jesús con amor para enterrarlo?

¿Soy como aquellos jefes que al día siguiente fueron a Pilato para decirle: «Mira que éste ha dicho que resucitaría? Que no haya otro engaño», y bloquean la vida, bloquean el sepulcro para defender la doctrina, ¿Para qué no salte fuera la vida? ¿Dónde está mi corazón? ¿A cuál de estas personas me parezco?

A la luz de estas series de preguntas cabe también interpelarnos en la Venezuela de hoy, sufrimiento y crisis humana a la luz de la Fe.

El papa Francisco pide orar en este mes de marzo por la formación en el discernimiento espiritual, "Para que toda la Iglesia reconozca la urgencia de la formación en el discernimiento espiritual, en el plano personal y comunitario.

No podemos quedarnos pasivos frente a una realidad que cada día se hace más cuesta arriba y DISCERNIR lo que Dios bendice o maldice frente a una grave crisis humanitaria de alimentos, medicinas y sumándole la de valores que alcanzan proporciones nunca antes vista; pueden buscarlo en el Evangelio Mateo capítulo 25, allí está resumido lo que papá Dios hará con cada uno de nosotros de manera PERSONAL en el ocaso de nuestra existencia, reaccionar u omitir por cobardía lo que vemos a nuestro alrededor.

¨Hoy acompañar a Jesús es acompañar a los sufrientes de Venezuela dentro y fuera de sus fronteras y ser solidarios unos a otros con la fuerza de Dios que resucita (como lo hizo Jesús), demostrando que el amor es más fuerte que la muerte. ¨ P. Luis Ugalde, S.J.

¨Por tanto, podemos dirigirnos con confianza a la Virgen santísima, implorando su ayuda, conscientes de la misión singular que Dios le confió: colaboradora de la redención, misión que cumplió durante toda su vida y, de modo particular, al pie de la cruz. ¨ San Juan Pablo II. [L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 11-IV-97]

Lic. Manuel Díaz.

Departamento Espiritualidad

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